miércoles, 19 de noviembre de 2008

El arpa

Tan tonto, sin tinte... tan tonto sería todo, tan tonto seria todo sin ella, sin su música. Y su eco rebota en el recuerdo, rebota en el recuerdo que se esfuma, sin sentido.

Está en todas partes, por todas partes se desplaza a su antojo, sin discriminar ningún rincón, ningún espacio, ninguno.

Vuelo junto a ella, sobre ella, ella que me envuelve, ella que todo lo envuelve y lo rellena de forma invisible, casi abstracta.

Así es ella, la forma que a la vez no tiene forma, la forma que es y no es de forma simultánea.

Libre como un espectro lácteo en el vacío, ese vacío negro que tanto contrasta con ella, ella multicolor, ella sonora, ella musical... ella la música.

La última nota del arpa resonó.

El orgasmo rítmico, orgasmo de largas blancas y cortas corcheas reincidentes, seguidas de la última nota... una nota sin nombre designado aún.

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